Syriana: El oscuro y complejo mundo del mercado del petróleo
Syriana, dirigida por Stephen Gaghan, guionista de Traffic, quiere reflejar el interesado e hipócrita mundo comercial del petróleo donde todo vale para obtener la mejor posición en el mercado. La historia, que se desarrolla en un país petrolero del golfo pérsico, arranca con la venta del traspaso de explotación de los yacimientos –que hasta entonces habían pertenecido a Connex, un gigante estadounidense con sede en Texas- a una empresa china. El trato lo cierra el príncipe Nasir (Alexander Siddig). Otra empresa menor, llamada Killin se hace al mismo tiempo con la gestión de los yacimientos en Kazajistán. Connex se ve obligada a reaccionar ante los movimientos del mercado y se fusiona con Killin. Aquí empieza la cadena de despropósitos e irregularidades que van sucediéndose durante la trama. En primer lugar, la fusión presenta irregularidades legales y financieras que cuentan con el beneplácito del gobierno estadounidense que en vez de actúar mira para otro lado. Continúa con la cacicada de la CIA, que asesina al príncipe Nasir porque supone una amenaza a los intereses comerciales del país y puede entorpecer las operaciones comerciales con Connex y Killin. Sin embargo, su hermano, el príncipe Meshal (Akbar Kurtha) más favorable a los intereses 'yankees', es el elegido por el emir para heredar la corona.
En todo este entramado aparecen una serie de personajes que sufren las consecuencias del complejo y oscuro entramado del comercio petrolífero. Un sistema que deja víctimas: el experimentado y leal agente de la CIA Bob Barnes (George Clooney, --que obtuvo el premio a mejor actor de reparto--) al que su organización utiliza como chivo expiatorio, el asesor financiero del Príncipe Nasir, Bryan Woodman (Matt Damon) que tiene que ver como pierde a su hijo mayor en un accidente y como asesinan a su cliente.
También hay otras víctimas olvidadas como a los trabajadores inmigrantes de los campos petrolíferos, que son explotados como mano de obra barata y prescindible. Tal es el caso del joven Pakistaní que, con la llegada de los compradores chinos, se queda sin trabajo y sin esperanzas de futuro y acaba atrapado en las redes de una célula terrorista islamista donde encuentra sentido a su vida y le convencen para inmolarse contra aquellos que le han robado su dignidad.
Syriana hace que el espectador reflexione sobre la enorme influencia del petróleo en la vida económica y política actual y el oscuro entramado de relaciones comerciales que desencadena su comercialización. También parece lanzar una dura crítica al gobierno americano y a algunas de sus instituciones como la CIA y la Justicia por permitir abusos de poder como el preparar el asesinato de un príncipe para quitarse de enmedio a un elemento que hace peligrar el sistema establecido.
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